domingo, 9 de junio de 2013

SE NOS FUE AMPARO


SE NOS FUE AMPARO.

IN MEMORIAM A UNA PEQUEÑA GRAN PERSONA


A una semana que nos dejara la Dra. Amparo Granero, tengo la mente algo más “centrada” como para poder dedicarle unas palabras. No se por donde empezar, pues son tantas cosas que se me agolpan en unos segundos que no se como encadenarlas ni poder escribirla en la manera que ella se merece.
Creo que en su vida tuvo la fortaleza, templanza y pundonor de hacer lo que pensaba debería de hacer. Sus cosas las tenía muy clara y su final no podía ser otro más que el que ella quiso. Sin dejar su ambiente familiar e íntimo rodeada de su familia y en un ambiente sosegado.
Para Olga (nuestra pedazo de enfermera de enlace) y para mi, algunos nos han dedicado palabras de agradecimiento, lo cual es por completo inmerecido. Tan solo tuvimos que seguir el cumplimiento de sus deseos: ella nos dijo lo que teníamos que ir haciendo, pues sabía mejor que nadie como se irían desarrollando los acontecimientos.
Creedme si os digo que no es nada fácil tener que atender a una pedazo de profesional de la medicina y de la pediatría hasta el final de su vida, máxime cuando te une con ella un especial cariño y admiración. Pero sin pensarlo mucho, tan solo te limitas a poder ayudarla tanto a ella como a su familia lo mejor que puedes, pensando que nadie lo podrá hacer mejor que tú.
Especial mención a la figura de sus cuidadores: su abnegado marido Miguel Angel, sus hijos Gonzalo y el gran Pablo. Todos tuvieron que descubrir en sus interiores esas herramientas de cuidador que no sabían que tenían dentro. Es de loable admiración la inmejorable situación que estaba siempre y en todo momento, gracias a los cuidados que le daban de forma continuada todos ellos. Estos años de evolución de su enfermedad ha sido una dedicación en exclusiva al 300%.
No quiero olvidarme tampoco de otros grandes ayudantes en el final de su vida, como ha sido Petra (su ayudante domiciliaria), la cual no paraba de admirar el poder de comunicación que tenía su mirada; su única vía de comunicación con el exterior, o también de sus fisioterapeutas y logopeda, que tanto lucharon contra una enfermedad tan desconocida y contra la que no tenemos ninguna arma terapéutica resolutiva. Algo demoledor para los profesionales de la sanidad, pues no tener cura para una enfermedad es motivo de frustración perpertua.

En definitiva, gracias por haberme hecho sentir parte de tu caminar y digno de tu confianza.

Donde quieras que vayas, has dejado huella…..Amparo.
Todos te añoraremos y espero nos juntemos en la casa del Padre.

Dios te bendiga y nos sepa rellenar tu hueco con tus buenos recuerdos.