domingo, 5 de febrero de 2012

CON LOS HUEVOS ESTRESADOS



Debería de empezar esta nueva publicación diciendo la manida frase peliculera de "...cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia...". Pero esto que os cuento es verídico como los chistes de Paco Gandía (RIP) y como podréis constatar, es aplicable (espero que no sea también gráficamente) con la realidad que los médicos de Andalucía soportamos a diario por la presión asistencial tan grande y a la que se une el gran problema de nuestro gran látigo diaro que supone nuestro amado-odiado CANAYA (oficialmente conocido como Diraya).

Mantengo contacto fluido con el medio rural por mi profesión y a su vez de forma familiar por mi suegro, que es un devoto de su campito, al que le dedica buena parte de su tiempo y por el que a Dios gracias, ocupa su tiempo y nos da no pocas alegrías culinarias en modo de agricultura ecologista de subsistencia.

Andaba preocupado en un problema algo serio y preocupante para él: sus gallinas dejaron de poner sus gordos huevos justo tras traer al corral un pollo joven. Las tenía a todas tan estresadas que no ponían ni un solo huevo en semanas y que además, las daba malos tratos por todos lados, andando casi todas desplumadas y casi listas para entrar en la cazuela. En dos semanas una única gallina joven tuvo el detalle de dar un huevo, que más que eso, se podría decir que era una prueba del minimalismo ovíparo gallináceo de corral.

De diversos modos intentó serenar al muy truhán, lascivo y estresante pollo, pero dado que no entendía a razones, tuvo que tomar la sana decisión de probar al menos si servía para la cazuela. De padre y amante esposo se había más que cosntatado que no.

No se equivocaba en todos sus planteamientos. En la cazuela supo demostar al menos su valía y en el corral a su vez tras su ausencia, pues pudes comprobar los lectores la diferencia en la misma gallina de un huevo con tan maléfico ser y al lado sin el mismo.

En mi caso y con la realidad que soportamos, creo que nuestro rendimiento sería de mayor volumen si nos quitaran presión asistencial injustificada (burocracia tan lamentable como los partes de bajas, recetas de estupefacientes o de no incluidos en prestaciones sanitarias estatales o autonómicas...) y sobre todo sin nuestro Canaya funcionara de corrido y sin las incontables incidencias que a diario soportamos como son los apagones intempestivos, congelaciones de pantallas, cuelques variopintos, ceses de conectividad y accidentes cerebrovasculares de lo más diverso que a diario le acontece. ¿Acaso no podríamos conseguir tener los huevos más gordos?. Entiendase a modo de figura estilística sin ninguna aproximación orgánica o anatomicista de la frase, claro...

Señora Consejera de Sanidad....¿Hasta cuando debemos soportar esta nefasta situacion?

!!!!! DIRAYA ES UN CANAYA ¡¡¡¡¡¡¡