Con una
media diaria de 45 pacientes diarios valorados en consulta, es normal que
tengas consultas de todo tipo, y que las recuerdes de forma distinta: algunas
serían neutras, otras frustrantes, lacrimógenas, muy agradables, traumáticas…pero
esta se puede decir que fue penosa. Sencillo y contundente.
Era un
paciente del que me acordaba pues fue el primero con el que discutí cuando
empezaba en mi actual consulta. Recién llegado, casi aterrizando, me entró con
una petición para su esposa que se le acaba diagnosticar de un cáncer de
laringe con mal pronóstico. Ambos fumadores contumaces. No era algo que
estuviera a mi alcance lo que solicitaba, por mucho que yo procurara. Por ello
me acordaba y por el abuso en “esas malas artes” con la medicina pública y
máxime cuando intentaba hacerme responsable de lo que le pudiera acontecerle
por mi negativa. Le recordaba que no era yo tampoco el culpable de su adicción
empedernida al tabaco, del cual casi no se aparcó hasta que ya ni su pulmón
funcionaba. Hubo mucha acritud en el ambiente….
Al cabo
de los años, y tras un cambio de médico, su mujer falleció y no se por qué
motivo, volvieron a mi cupo asistencial tanto él como su hija. Ambos fumaban y
a ambos le insistía en base a lo acontecido con su esposa/madre. Han sido
alrededor de unos 4’5 años insistiendo cada vez que acudían a la consulta por
otros motivos, muchos relacionados con el tabaquismo. Siempre registrando ello
y teniendo que escuchar…. ¿¿¿Otra vez me saca lo del tabaco???? No me canso, ni
me cansaré, como buen exfumador hace unos 18 años ya….
Hace
unos días acudió a la consulta con muy mala cara y demacrado. Además de esta
carta de presentación, acudía con otro familiar joven, con lo que del tirón le
dije….”Alonso (nombre figurado)… malo tiene que ser lo que traes cuando vienes
con escolta…”. Su respuesta fue simple: …como lo sabes…
La
semana pasada un colega del centro me comentó un caso de un paciente que acudió
sin cita (vulgarmente llamado de “urgencias”) por hemoptisis puntual y una
placa de rx de tórax que le impresionaba de no ser nada bueno. No sabía de
quien era paciente…. Pues nada más merodeado que tratarse de Alonso.
Todo un
señor carcinoma bronquial del tipo microcítico al que ya le habían puesto la
primera sesión de quimioterapia.
La pena
me inundó y en parte no se si asociada a frustración. No pude conseguir que
dejara el tabaco y que su final vaticinado se hizo realidad.
Al
menos, intenté que procurara que su hija abandonara esa droga perfecta
denominada tabaco y que me ayudara en mi “pesadez perpetua” en el tema.
Una
pena…
05/12/2013
Muy bueno Manolo. Muy buen artículo, de verdad. Pero no te sientas culpable por "no conseguir que lo dejara". Cada cual es responsable de sus actos. Las drogas y adicciones existen y tú no tienes la culpa. De todos modos comprendo tu frustración. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Maote¡¡¡. No es frustración, más bien pena de ver que se aproximaba la tormenta y no se daba cuenta. Dándole vueltas al tema, creo que en el fondo ha sido una especie de kamikaze: sabía que se estrellaba, pero pienso que la pena de la pérdida de su esposa le ha inducido a un final parecido al suyo...
EliminarGracias Maote¡¡¡. No es frustración, más bien pena de ver que se aproximaba la tormenta y no se daba cuenta. Dándole vueltas al tema, creo que en el fondo ha sido una especie de kamikaze: sabía que se estrellaba, pero pienso que la pena de la pérdida de su esposa le ha inducido a un final parecido al suyo....
ResponderEliminar¡Qué viene el lobo! ¡Que viene el lobo! ¿Os acordáis? Ánimo y sigue en tu empeño, cada poquito que hagamos, algo o alguien podrá beneficiarse, aunque para otros sea tarde... Tu persiste que haces lo tuyo por vocación desde "chiquetito". Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Abuelo....sin palabras....
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