Siendo de las profesiones peor pagadas y compensadas tras tantas
selecciones de entrada y progreso, tras tantos años de formación y de
actualización constante, ¿Cómo es posible que haya tanta gente que quiere
estudiar medicina (y otras profesiones sanitarias)?.
Esta reflexión ha tardado
en salir y ha tenido varias versiones, modificaciones, correcciones y
aportaciones. Vamos, que ha sido un parto largo…
Todo parte del análisis de la realidad profesional y laboral de la sanidad (y de la medicina en
especial). Intento dar una explicación al origen de lo que llevo detectando
desde hace lustros.
Todo nace de la situación de la dificultad para estudiar estas carreras (las que mayor puntuación pide
de entrada en la Universidad, en especial medicina) y por el contrario, la situación
laboral que arrastramos, que francamente y en general precisa de grandes
mejoras; en especial en Atención Primaria. Debe haber una explicación para
argumentar que los chavales decidan enfocar su vida a la dedicación en sanidad
y no en otras actividades profesionales con mejores condiciones laborales y económicas en mucho menos tiempo que lo que
se necesita para poder ejercer la medicina en la sanidad pública; teóricamente,
claro.
Creo que todo está basado en la posible existencia en todos
los que decidimos que nuestra vida transcurra por los senderos profesionales de
la medicina, de una modificación o tara
genética que nos hace que nuestra “querencia”.
Los patrones por los que nos regimos para decidirnos, son muy parecidos. Mi
mujer corrobora este enfoque, pues dice que “todos somos muy raritos”; y no creo que le falte razón,
sinceramente.
¿Qué otra explicación puede tener para que una persona
decida dedicar su vida a una profesión mal pagada, con horarios y dedicaciones
intempestivas (anti-natura se podría
incluso decir), con una alta delimitación de entrada en la Universidad, a la
que además se le obliga a una especialización a la que se accede tras otra
limitación de examen ultra-selectivo y a la que debes dedicar un mínimo de 4
años más tras los 6 de la carrera? Además, tras esos más de 10 años, no tienes estabilidad laboral
ninguna y si quieres esa estabilidad en la sanidad pública, debes de superar
otro examen de oposición entre los ya especialistas con una cadencia de
presentación completamente anárquica en cada uno de los reinos de Taifas de
nuestras Comunidades Autónomas. Tantas limitaciones en la formación,
capacitación y exigencias no se ven francamente recompensada con una actividad
profesional futura, junto con unos emolumentos que compensen esta dedicación
durante tantos años.
También, puedes decidirte por la sanidad privada, pero no es precisamente un mundo donde se percibe
grandes ingresos, excepto en algunas especialidades muy concretas y en esta
última sectorización sanitaria.
Mi razonamiento también se puede basar en que es algo que se
puede transmitir de padres a hijos. Todos conocemos familias enteras que se
dedican generación tras generación a la medicina en sus múltiples
especialidades y puestos de trabajo. He estado en casas donde una gran parte de
ellos son médicos y donde los que no lo son, suponen una minoría que son
conscientes de ello. Sería una transmisión
netamente genética.
Pero también hay explicación para los primeros de una
familia que se dedican a la medicina, pues la mutación puntual también existe, y puede que sea incluso el primer
caso de una futura transmisión genética.
Si ya nos enfocamos en los fenotipos, creo que la cosa ha ido evolucionando, y las
características de los estudiantes y residentes son muy distintas de las
nuestras. Aquí ya hay algo más de darwinismo de trasfondo, pues los enfoques de
vida y de dedicación profesional son diferentes. En buena parte, muy motivado
del franco predominio de la mujer en
las Facultades. Ello me plantea la duda si es que la tara genética es más
proclive a su manifestación en las féminas, pero no lo tengo muy claro. Más
bien pudiera ser darwinismo pues ellas se les ven más aplicadas y estudiosas
que a ellos, creo sinceramente.
En definitiva, que no
hay más explicación para que nos dediquemos a la medicina y a la sanidad
que la existencia de esa tara genética, pues los años previos y dedicación que
exige no tienen contraprestaciones profesionales, laborales y ni económicas
suficiente, al menos lo que yo veo…
Dr. Manuel Mª Ortega Marlasca.
9/8/2022
Esa tara genética de que hablas se llama vocación.O se tiene o no se tienes.Sabes que admiro vuestra profesion hay que tener lo que hay que tener...
ResponderEliminarMuchas gracias......y mucha razón.
EliminarTotalmente de acuerdo. En principio, a cualquier trabajo relacionado con la sanidad se le presupone vocación, no? Entre otras cosas, porque no hay mucha más explicación a eso que dices de matarse a estudiar para lo que laboralmente se consigue al acabar.
ResponderEliminarPues ahí está la "tara" de la que hablas 😅. El problema está en la vocación.
Bendita vocación!!!
El resultado de la tara es esa vocación, si bien algunos la pierden, pero la tara la llevarán por vida.......
EliminarCreo que la palabra clave es vocación. Sin ella el deseo de hacerse médico (que es la ayuda a los demás en uno de sus máximos exponentes) no va a ninguna parte. El sueldo no se cuál es, pero si tenemos en cuenta la cantidad de horas que se prestan y el clima de tensión continua en algunos Centro de Salud (con agresiones incluidas),el sueldo termina siendo lo de menos. Pero no olvidemos tampoco que a pesar de esta sociedad decadente, el médico (yo lo veo así) sigue teniendo su estatus. Y que no se pierda.
EliminarPues claro, pero todo radica en esa modificación genética.......
EliminarTe acordarás del Hno Gabino cuando nos habló de la vocación y la "bocación"... Aquellos que duramente y a sabiendas llegan a ser lo que quieren desde pequeños como tú o porque no decirlo como yo; y aquellos otros que se arriman a una profesión porque o ganan dinero o prestigio o ganan poder e influencia sobre los demás....desgraciadamente solo en los primeros hay excelencia en el ejercicio de la profesión elegida como en tu caso.; O por el contrario encontramos mediocridad e incompetencia en aquellos profesionales "bocacionales" que solo pretenden alimentar sus egos...y por desgracia sabes de lo que hablo. Un abrazo ...
ResponderEliminarToda la razón, pero no me acordaba eso del Hno. Gabino.....gran persona y personaje en clase. En mi caso está más que confirmada mi doble tara genética. Gracias por tu inmerecido halago.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias¡¡¡¡¡¡¡¡
EliminarGracias Manolo por compartir tus elucubraciones, son muy interesantes. Aprovecho la ocasión para manifestar mi enorme admiración a todas las personas que deciden dedicar su vida a la sanidad, por la enorme responsabilidad que supone ejercer su profesión, que no es más ni menos que tener en sus manos la salud y la vida de una persona, qué precio tiene eso?
ResponderEliminarMuchas gracias........ya me has puesto colorado........
EliminarLógicamente habrá un componente genético para la elección de esta profesión, de la misma forma que lo hay para muchas otras entre las que se podrían citar, sin ser exhaustivos, la de militar, bombero, religioso, matemático, maestro, deportista de alta exigencia, etcétera. Las aptitudes y la sensación de recompensa que estas profesiones pueden ejercer sobre las personas pueden estar sin duda condicionadas por la genética, pero también por el entorno socioeconómico. Véanse como ejemplo la evolución de las vocaciones religiosas durante los últimos ochenta años, y como Manuel ha traído a colación, la incorporación masiva de la mujer a la profesión médica durante el mismo periodo.
ResponderEliminarToda la razón.
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