De las cosas que primero supe apreciar tras dejar de fumar
fue el tema de los olores. De esto hace 20 años y todavía recuerdo la sensación
de apreciar olores que antes por fumar no percibía. Cerca de la casa de mis
padres hay una floristería, y a los días de ser un reciente exfumador, pude
percibir sus agradables efluvios…algo que me llevé años sin apreciar y me sigo
arrepintiendo de no haberlo dejado antes.
No creo que esto suponga una rareza. Creo que todos
guardamos olores de la infancia y que en algunas ocasiones se nos reactivan
cuando paseamos por sitios con poco movimiento de aire como son calles con
escasa circulación. Ya no son muchos los sitios por donde esas sensaciones se
pueden percibir por la abundancia de avenidas y mayor tráfico, pero cuando
percibo uno de estos olores, hago una completa regresión a la infancia.
Cuando paseo o voy en la moto por las calles del centro, es
algo que siempre me agrada: los olores que en ocasiones me llegan y me
recuerdan a la infancia, cuando iba caminando al colegio. Eso lo añoro y
desearía hacer al ir a mi centro de salud, pero no es algo en lo que me
prodigo, pues al ir a domicilios de los pacientes y distar mucho entre ellos en
ocasiones, no puedo ir caminando. Por ello debo de coger mi motovidé (que es
como se llama la que tengo desde hace unos años…) y no poder abusar de mis
zapatos.
Cada vez son más escasos los cascos de bodega donde en los
días que suben las temperaturas, salen mágicos efluvios de sus altas ventanas
parcialmente tapadas con esterones de esparto. Es una pena que se pierdan esas
experiencias olfativas, y cuando paseo con mis hijos o acompañantes, les
aconsejo lo perciban pues es algo que está en peligro de extinción. Es más, ya
en una ocasión visitando una bodega, le dije a uno de los directivos que una
colonia con ese olor podía arrasar en ventas…No hace tampoco tanto tiempo, se
acostumbraba a poner una gotita de vino oloroso de nuestra tierra en el pañuelo
del bolsillo de las chaquetas como aroma acompañante; por algo será su nombre….no?
Mi consejo es que si alguno es o visita mi tierra, que haga
esta experimentación levantándose temprano y paseando por las calles que aún
les quedan restos de cascos de bodega. Pero no demoraros en hacerlo, pues como
decía, cada vez nos quedan menos lugares por donde poder hacerlo…
A su vez en la consulta, también percibo olores y cambios en
los mismos con el trasiego de los pacientes. Con una media de 50 diarios,
pueden ser casi 100 experiencias diarias olfativas potenciales (casi todos
vienen acompañados). La gran mayoría de las veces son desgraciadamente, olores
del “submundo”. En no pocas ocasiones me llega el olor nicotinoso que antes yo
mismo portaba, y que me indica el tabaquismo de muchos, que incluso algunos
llegan a negar y que son discutidos, pues mi sensibilidad de antiguo fumador
raro es que me muestre un falso positivo.
Pero en ocasiones, llegan otros de alto impacto perfumado y
agradable. Nadie sabe lo que eso se agradece…
22 de agosto de 2016.
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